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TESTIMONIOS DE PSICOLOGÍA
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Dra. Martha Escamilla
– Psicóloga
– Especialista en Trauma
– Hipnoterapista
– Página Web…………………..: www.TraumaTreatments.com
– Correo de la Dra. Escamilla: m.escamillar@gmail.com
– Teléfono área España y Europa: (+34) 635 989 753
– Teléfono Personal en España: (+34) 314 443 0463
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TESTIMONIOS DE PSICOLOGIA
He vivido en diferentes países y el papel del psicólogo tiene diferentes connotaciones dependiendo de la cultura. Por ejemplo en Estados Unidos, ir al psicólogo o terapeuta forma parte de la vida de muchas personas, de hecho las personas hablan de ir al psicólogo como algo normal, los testimonios de psicología, están a la orden del día y se habla de ello abiertamente mientras se comparte un café. Sin embargo en otras culturas por ejemplo en España, por diferentes vivencias y razones, todavía te encuentras afirmaciones como ir al psicólogo es síntoma de estar loco, es verdad que ha habido un avance en los últimos años, pero todavía no esta instaurado en la vida cotidiana de las personas, aún queda hay mucho camino por recorrer en este aspecto. [ Leer más ]
From: xxx
To: Doctora Martha Escamilla
03 de Julio 2018
En el 2010 mi hijo tenía 20 años y estaba estudiando un pregrado en Canadá lejos de nuestro país de residencia. Ya tenía un año fuera de casa, lo fui a visitar y quedarme con él un par de meses, compartir con él, conocer la universidad, sus amigos y su ambiente.
Mi hijo siempre ha sido un muchacho muy brillante, inteligente, cariñoso, colaborador, estudioso y con mucho criterio propio para defender su posición cuando no esta de acuerdo con algún tema o situación en la familia, en su colegio o en su país. En fin, él tiene muchas virtudes. Estando sola con él, comencé a notar que se retiraba de mi lado para hablar por su teléfono casi en secreto, estaba muy ansioso y lo reflejaba en la comida, comiendo grandes cantidades a cada rato. Me llevó varias veces a lugares que tenían colgada la bandera tricolor y restaurantes donde habían parejas abiertamente homosexuales y siempre salía el tema, que yo abordaba con toda la ignorancia que tenía al respecto y él siempre conseguía un buen nivel de conversación y planteaba su opinión como una persona abierta y contraria a cualquier tipo de discriminación. Yo asociaba que era muy común que fuésemos a esos lugares pues estábamos en Canadá un país muy abierto a estos temas. Sin embargo, las llamadas en secreto seguían y un día decidí abordarlo con todo el temor que eso me significó. Y me dijo:"Mamá, estoy enamorado de un muchacho de la universidad, es mi novio y es la persona a quien amo, soy homoxesual. Yo lo he pensado mucho, era muy infeliz cuando estaba en casa porque sabía lo que me pasaba y trataba de cambiarlo saliendo con chicas, pero ninguna me intereso realmente".
Yo caí en un estado de angustia tremendo y le dije que aunque no lo entendía, yo lo quería mucho y eso debía ser suficiente. Que me diera tiempo para asimilar lo que a él le había costado tanto. Que el mismo debía decírselo a su papá, pues nosotros no teníamos secretos, pero esto era algo que yo no podía conversar sola con mi esposo. Preparamos viaje a nuestro país de residencia, donde nos esperaba su papá. A pesar de tener casi 30 años de casados, nunca nos planteamos como padres la posibilidad de tener un hijo gay y yo no sabía como reaccionaría mi esposo. Pasaron unos 10 días para arreglar lo del viaje y durante esas 10 noches yo apenas dormí. Lloré pensando que mi hijo tendría muchos problemas en su vida, que lo discrimarían, incluso su propio hermano y el resto de la familia, me venía a la mente el fantasma del sida, que él no tendría hijos y nosotros tampoco nietos por parte de él, que mi esposo podía decidir no seguir apoyándolo económicamente con sus estudios en Canadá y quizás decidiera que no volviera a la universidad, quizás hasta lo botaría de la casa y todos esos pensamientos negativos me hacían mucho daño pues sufrí y lloré desconsoladamente todo ese tiempo. Finalmente llegamos a casa, mi esposo estaba feliz porque nuestro hijo regresaba a casa de vacaciones, sin entender mucho porque se había regresado conmigo pues eso no estaba en los planes iniciales. Muy pronto mi hijo lo abordo y le contó lo que estaba pasando. Mi esposo lo abrazo y le dijo que eso a él no le preocupaba, que solo deseaba su felicidad, que él era muy valiente de hablarlo con nosotros y me dijo que ahora más que nunca debíamos apoyarlo para que se graduara porque la vida no sería fácil para él. Ese día amé y admiré más que nunca a mi esposo. Sin embargo, el camino de aceptación para mí apenas comenzaba y no fué nada fácil, debí buscar ayuda psicológica y la encontré afortunadamente.
Para su hermano, que es mayor que él también fue una sorpresa pero desde el principio le mostró su apoyo y comprensión.
Comencé buscando en internet la historia de hombres y mujeres muy conocidos y exitosos que habían reconocido su homosexualidad y como se habían superado y estaban plenos y felices. También encontré una página de un grupo español llamada familias por la diversidad, les escribí y tuve el inmenso privilegio de hablar con su presidenta Isabel Martínez quien también indicaba que había sufrido mucho por conocer la orientación sexual de uno de sus hijos pero que ella había crecido como ser humano con esta experiencia y había apoyado la creación de esta organización para apoyar a este grupo tan discriminado y a su vez ayudar a las familias en el proceso de entender y documentarse al respecto. A través de este grupo recibí un valioso artículo escrito por la psicóloga Martha Escamilla orientado a dar luces a los padres de personas con orientaciones sexuales diferentes a las aceptadas comúnmente por la sociedad y decidí contactarla y tener con ella varias sesiones.
Sentía que mi hijo había salido del closet para yo entrar pues no me atrevía a hablar con mis hermanos ni amigos acerca de lo que me había enterado. Aunque no soy una persona depresiva me sentía muy triste, sin ánimo para hacer las cosas, bajé de peso pues ni comer me provocaba y sentía una tristeza muy grande en mi alma.
Comencé las sesiones con Martha con todo el apoyo de mi esposo quien estaba preocupado por mi pues para él la homosexualidad de nuestro hijo no era para preocuparse sino para apoyarlo y ayudarlo. Sin embargo, jamás recriminó mi actitud y más bien me acompaño en el proceso.
Pude disponer de unas 9 sesiones con Martha de manera presencial (las demás por Internet) pues además tuve la suerte que ella viajó a la misma ciudad donde yo estaba y así nos conocimos personalmente. Ya cuando Martha regreso a España yo estaba más tranquila, había comenzado el hermoso camino de la aceptación y sobre todo de entender y crecer como persona. Además de las sesiones, Martha me compartió libros para documentarme, entender que esto era algo normal y hasta común que pasaba en las familias, que lo más importante era mantener la relación con mi hijo quien nos había dado un voto de confianza al hablarnos abiertamente de su orientación sexual y amor por su pareja, que él seguía siendo esa persona maravillosa que yo amaba. Luego seguimos sesiones por internet y unos meses después estaba yo preparada para salir del closet con el resto de la familia. Comencé con las hermanos más cercanas que tengo y al conversarlo con ellas sentí una gran liberación, pues ellas me dieron todo su apoyo y comprensión. Igual estaba preparada por si no hubiesen aceptado a mi hijo, pues yo me decía que si a mi me había costado tanto entenderlo tenía que aceptar que para otros también fuese difícil.
Mi hijo se graduó en el 2013 con muy buenas calificaciones, fuimos mi esposo y yo a su graduación y conocimos a su pareja. Salimos juntos y la pasamos super bien.
La relación con nuestro hijo es muy buena, él sigue viviendo en Canadá y nos vemos unas tres veces al año. Ha venido con su pareja a nuestra casa, hemos viajado juntos y el muchacho también es parte de nuestra familia. Tenemos una foto familiar en nuestra sala donde él esta y ya varias de mis amigas saben que mi hijo es una persona valiente, con una realidad diferente que nos ama y está pendiente de sus padres como la mayoría de los hijos.
Mi hijo sigue siendo una persona extraordinaria, él no ha cambiado, he cambiado yo gracias a las personas que me ayudaron, cambié la ignorancia por conocimiento, a través de desaprender lo que me hacia daño y no servía, de borrar prejuicios innecesarios porque mi meta es aceptarlo, apoyarlo y amarlo más que nunca y sobre todo entender que él es tan normal como cualquier otra persona.
En ese año de turbulencia de sentimientos nunca pensé siquiera que podría compartir estas líneas, pero la idea de que mis palabras puedan al menos ayudar a algún padre, madre, hermano o hermana, familia o amigo de un homosexual me dio valor para hacerlo. Es devolver un poco al universo lo que yo también conseguí gracias a otras personas maravillosas que han compartido sus experiencias o han estudiado para ayudar a otros. Tengamos paz, que al final, todo estará bien y habremos crecido.
From: xxx
To: Doctora Martha Escamilla
Este es el mensaje que una paciente escribió en su grupo de Facebook luego de recibir la terapia de duelo:
Buenos días a todas! Hoy les escribo para contarles un poquito de una situación que pasé el año pasado y de una experiencia muy linda que tuve este año que me ayudó demasiado y tal vez a alguna de Uds. o alguien que quieren, le puede servir. En enero de 2015 , 15 días después de que mi hija nació, mi papá , de forma inesperada se murió. La verdad que es una situación muy complicada y muy difícil de manejar, por más compañía que tengamos, superar la muerte de un ser querido es algo muy muy difícil. Yo hice terapias y demás pero realmente seguía teniendo temporadas difíciles de tristeza absoluta y eso que uno no quiere ni despertarse... Hace 2 meses tuve la Súper oportunidad de hacer una terapia especializada en duelo y no saben la experiencia tan increíble y tan linda !!!! Fue en 2 sesiones de más o menos dos horas y de verdad no saben el cambio. Con esta terapia logran reconectarse con la persona que perdieron y es una cosa increíble. Hoy puedo decirles que claro que sigo extrañando a mi papá, claro que lo pienso y me hace falta todo el tiempo, pero la sensación de no poder seguir adelante, desapareció por completo !!!!! De verdad les SUUUUUPER recomiendo esta terapia. La persona que la hace no vive en Colombia pero va a venir en Septiembre, se llama Martha Escamilla. Si quieren sus datos para tener una cita o quieren preguntarme cualquier otra cosa, con todo el gusto ! Que tengas un feliz día !!
A.L
From: xxx
To: Doctora Martha Escamilla
Mi madre, murió de manera repentina estando de vacaciones con mi padre en otro país, cuando yo era joven. Esto fue muy trágico y doloroso para mi y nuestra familia. Aunque han pasado 20 años, yo notaba, que a veces me venían imágenes (de lo que imaginaba) habían sido sus últimas horas viva o de su muerte. Además tenia una sensación de tristeza infinita, donde sentía que la vida era muy muy triste y que todo era triste. Y también notaba que cuando en la calle o haciendo la compra me encontraba a las que fueron amigas de mi madre, yo sentía como una rabia hacia ellas, como un dolor porque ellas estaban vivas y mi madre no. Precisamente esto me había pasado unos días antes de hacer la sesiones para duelo con Martha.
Luego de tres sesiones que hicimos trabajar la muerte de mi madre me di cuenta que ya no siento nada de todas estas cosas que sentía.
No siento rabia ni nada, cuando me he vuelto a encontrar a mis amigas y sus madres, de hecho he estado tranquila. La imagen de su muerte, ya no viene para nada, mas bien vienen recuerdos cuando ella estaba contenta y compartíamos buenos momentos, me siento mas conectada con ella. Es como que me desprendí del sufrimiento.
La sensación de tristeza, que la vida es triste, se fue completamente, ni me acuerdo de esto. Es mas cuando me case, no sentí su ausencia, al contrario sentía que estaba conmigo.
PC
From: B.A.
To: Doctora Martha Escamilla
Hace aproximadamente tres años en un paseo familiar, y tras un inesperado accidente, perdí a mi esposo y mis dos hermosas hijas de 15 y 11 años de edad; mi impotencia para evitarlo, el desconsuelo al recibir la noticia de su muerte, el afán de darles santa sepultura, el afrontar la llegada a casa llena de sus cosas, sus recuerdos y sin su presencia, el tener que enfrentar la soledad, el ver tus proyectos de vida en blanco, es un proceso muy fuerte y doloroso.
La manera de superar este triste acontecimiento y tratar de rehacer poco a poco mi vida, solo ha sido posible a través de la oración y la Fé en Dios, así con lágrimas del alma he aprendido que fui una mujer afortunada al estar rodeada por unos seres maravillosos, a los que no me quedó ni una gotica de amor para brindarles como esposa y como madre. Sin embargo, cuando dejas que Dios te consuele y te agende la vida, El se encarga de colocar en tu camino personas valiosas que con sus conocimientos te pueden ayudar a comprender mejor estas situaciones tan difíciles.
Y en este proceso, al cabo de tres años, apareció la Dra. Martha Escamilla con quien pude evidenciar, a través de sus sesiones psicológicas, que en mi duelo aún tenía pendientes grandes cuotas de dolor, temor y angustia que trataba de olvidar o pensaba que había superado, pero en realidad, no era así, te empeñas en vivir y dejar que el dolor no te gane la batalla, pero la vida sigue y es imposible que una lágrima no se desgrane por tu mejilla cada que llega una imagen del accidente o de sus muertes, un aniversario, un cumpleaños, un día de la madre o una navidad, y sabes que ya no puedes abrazar y besar a tus seres amados, a tu familia.
Puedo decir que la terapia no es un mecanismo mágico, por medio del cual el dolor desaparece automáticamente, el dolor muy seguramente va a regresar, pero sé que voy a tener más herramientas para ganarle a la nostalgia, a la soledad y al desasosiego, abriendo la mente y dándome la oportunidad de enfrentar mis miedos para avanzar.
Ahora, ya “no trato” de evitar “no pensar” en el accidente o en el dolor que su ausencia me causa, simplemente la imagen del accidente parece mas lejana, como algo que paso hace mucho y aunque claro que me hacen falta y siempre será asi, puedo visualizar a mi familia internamente con menos dolor y sentirla dentro de mí espiritualmente porque logro comprender que siempre estaremos unidos por un amor perfecto en el Ser Superior que nos creó y nos permitió conocernos y amarnos.
Esta terapia fue ha sido muy valiosa colaboración en mi proceso de recuperación emocional, es fundamental abrir el corazón para ayudarlo a sanar totalmente, sobre todo, cuando tu vida estructurada a nivel familiar, académico y profesional da un giro de ciento ochenta grados al perder repentinamente a las personas que más amas.
BA
From: S.C.
To: Doctora Martha Escamilla
Mis padres murieron hace más de dos décadas cuando yo era prácticamente una adolescente. Por las circunstancias en las que ellos murieron, nunca tuve la oportunidad de hacer un duelo o despedirme. Las terapias me llevaron a darme cuenta de esto y me permitieron ir a esos momentos dolorosos nuevamente desde ese espacio seguro que Martha crea en la terapia. Un espacio donde pude conectarme profundamente conmigo misma, con mi dolor, y con todos los miedos y emociones aterradoras y dolorosas que sus muertes causaron, me hicieron sentir y que habían estado grabadas y atascadas dentro de mí por tantos años, sin saberlo.
Mientras trabajábamos las emociones atascadas, se abrió una puerta hacia un nuevo entendimiento sobre su muerte y sobre toda mi vida e inmediatamente me puede reconectar con mis padres dentro de la terapia. Los pude volver a sentir, estuvieron conmigo, sentí su presencia real y ellos mismos me ayudaron a sanar su propia muerte y en cierta forma yo también los ayudé a seguir su camino. Entendí que mis padres hicieron una transformación después de morir y ahora ellos son parte de algo mas grande. La muerte tuvo otro significado.
Dentro de ese espacio de la terapia no solamente pude sanar enormemente mi pasado, sino que además vinieron herramientas que ahora utilizo a diario y que me ayudan en el día a día a vivir mejor. Después de las terapias me siento diferente. Mi vida está cambiando. Puedo respirar diferente, el aire entra hasta el fondo de mis pulmones, me siento más liviana y libre. Me siento tranquila y confío más en mí. Ya no estoy arrugada como una uva pasa, ahora soy como una mariposa que pudo salir de su crisálida. Es como si la terapia se hubiera extendido hacia otros aspectos de mi ser.
S.C
From: P.B.
To: Doctora Martha Escamilla
Mi madre murió hace 2 años, de una neumonía que se le complico a sus 87 años. Aunque tenia claro que “murió tranquila”, que ya había vivido su vida y que hicimos todo lo que pudimos para cuidarla, [quedo viuda a los 50 años], no podía dejar de evitar estar deprimida. Entrar en casa, ver su habitación vacía, sus cosas, el sillón donde se sentaba a ver la tele me producía mucho dolor. Empecé a aislarme de las personas y deje de hacer cosas. Busque ayuda porque mis hermanos estaban preocupados por mi, me veían muy ansiosa, deprimida. Estaba encerrada en casa.
Antes de iniciar la terapia de duelo, hicimos varias de sesiones para estabilizarme pues siempre he sido ansiosa. Cuando ya estuve lista para hacer el proceso de duelo, me sorprendió mucho volver a sentir el dolor de la muerte de mi madre, creo que sentí aun mas dolor, estaba muy vivo, puede sentir la tristeza , el miedo de saber que moriría, pero luego de ello, vino paz.
Ya no tengo sentimiento de pena cuando la recuerdo, ahora siento que ella esta en mi, es curioso, antes la buscaba en sus objetos, en su habitación sentándome en su silla, ahora me siento conectada con ella. Ya entro en casa tranquila, puede cambiar su habitación y salir de sus cosas, antes esto hubiera sido impensable, sentía culpa, Ya no.
P.B
From: NN
To: Doctora Martha Escamilla
He vivido mucha soledad en toda mi vida y cuando mis hijas nacieron me volqué sobre ellas para no vivir mi soledad. La muerte de mi padre cuando era pequeña, la muerte de mi único hermano fueron muy duros para mi, pero el dolor y terror que sentí por la muerte de mi hija fue violento. No podía parar mi mente, mil preguntas me hacia todo el tiempo, “si hubiera hablado más con ella esa mañana, si le hubiera preguntado, si me hubiera levantado para darle el desayuno, si la hubiera llamado…..”, no podía dormir, estaba irritable, la escena de su muerte, lo que debió sentir, lo que la llevo a decidir quitarse la vida, no me dejaban en paz. Repasaba mentalmente los días anteriores, buscaba pistas que me hubiera dicho y no me di cuenta y me daba rabia o no haberme dando cuenta. En casa nos sentábamos a repasar sus días anteriores, buscar entres sus cosas a pensar, que no vimos, que trato de decirnos que no escuchamos. Pero esto se me convirtió en una obsesión, me enfermé, yo también quería morir. Mi hija mayor estaba preocupada y me dijo, mama ya perdí una hermana, no podría ahora también perderte a ti, voy a buscar ayuda para ti y a los pocos dias me recomendó a Martha, que había ayudado a una amiga suya hacer el duelo de su padre.
Durante la sesion, me di cuenta del dolor era tan inmenso cuando supe de su suicidio que me anestesie, el dolor me quebraba, volvi a ver las escenas, las reconstruí, sentí de pánico, tristeza, no existe en el mundo un dolor mas grande en el mundo que una madre pueda sentir. Era terror, desgarramiento.
No se en que momento o como las imágenes que me desgarraban, empezaron a desvanecerse. Luego de mi primera sesion note cambios importantes. Hice un par de sesiones mas, venían recuerdos de cosas que ni siquiera recordaba que habíamos vivido, habían como olas de dolor y luego mas olas de calma. Poco a poco la aceptación y el silencio me fueron acompañando, y en ese silencio la puede sentir a ella, como algo amoroso que me abrazaba. Me puede despedir.
Amo a mi hija, la perdoné, si es que yo debiera perdonar y ella a mi, y respeté su decisión. Estoy orgullosa de haber sido su madre. Las imágenes de ella cayendo y todo lo que vino después y lo que yo pienso vivió antes, ya no vienen. Nunca pensé que esto fuera posible. Ahora la recuerdo viva…ya nos reencontraremos cuando sea mi momento, mientras tanto disfruto a mi nietecita que me dejo.
NN
From: JBD
To: Doctora Martha Escamilla
Mi madre murio hace 2 años, de una neumonia que se le complico a sus 87 años. Aunque yo sabia que “murio tranquila”, que ya habia vivido su vida y que hicimos todo lo que pudimos, siempre la cuidamos [quedo viuda a los 50 años] no pude evitar entrar en una depresión. Entrar en casa y ver su habitación vacia, ver sus cosas, el sillón donde se sentaba a ver la tela me producia mucho dolor. Empeze a aislarme de las personas y deje de hacer cosas.
Busque a Martha porque mis hermanos estaban preocupados por mi, me veian muy ansiosa, deprimida.
Antes de hacer la terapia de duelo, hice varias sesiones para estabilizarme un poco, pues siempre he sido ansiosa. Cuando ya estuve lista para hacer el proceso de duelo, me sorprendieron que yo pensaba que ya había sentido el dolor de su muerte y no fue asi, sentí mas dolor, diferente estaba vivo, y puede sentir la tristeza , fue muy doloroso, pero luego de ello, vino paz.
Ya no tengo sentimiento de pena cuando la recuerdo, ahora siento que ella esta en mi, es curioso, antes la buscaba en sus objetos, en su habitación sentándome en su silla, ahora me siento conectada con ella. Ya entro en casa tranquila y puede cambiar su habitación y salir de sus cosas, antes esto hubiera sido impensable, sentía culpa, Ya no.
Volvi a viajar, ver a mis amigos, familia, la extraño y la pienso, pero con amor.
JBD
Testimonio de AYUDA PSICOLÓGICA TRAS INTENTAR SUICIDARSE
Doctora Martha Escamilla
From: TK
To: Doctora Martha Escamilla
Mi experiencia con la terapia ha sido bastante buena y agradable. Llegue confundido y derrotado, sin saber lo que estaba haciendo y con la incertidumbre de saber si la terapia funcionaria o no.
Fue un proceso; a veces sentía ansiedad y desilusión al darme cuenta de que pasados 5 minutos, mi vida no se había arreglado por arte de magia. No fue fácil, tuve que sentir emociones que había estado evitando y no quería volver sentir. Mis padres buscaron a Martha, luego de que intente quitarme la vida, por un artículo que tiene sobre el suicidio.
Descubrí que mi ex esposa me venia siendo infiel, ella quiso terminar la relación a pesar que teníamos un niño pequeño. Esto me dio muy duro y además yo estaba pasando por una situación complicada y estresada. Entre en un hueco, no encontraba consuelo y desde la desesperación y la obnubilación de mi mente, fue lo único que pensé fue en acabar con todo.
Hoy, veo atrás y se que no lo volvería hacer, hay mas opciones.
Al cabo de cada sesión y mirando un poco hacia atrás, me daba cuenta estaba avanzando. Ya en terapia, me di cuenta que no estaba solo en el mundo, que yo no era el único con problemas, que era normal que sufriera y que el sufrimiento iría pasando. Con el tiempo, saber que mas personas habían pasado por eso, lo habían superado y al final salido adelante es bueno. Existen problemas peores; sin embargo el mío es mío, es suficientemente importante y debo ponerle cuidado.
El trabajar el dolor y la traición, o “procesarlo” como dicen Martha, mi dolor fue sanado y la sensación de fracaso. Esto me ayudo a ver otros horizontes, me dolía pero no me derrumbaba. Sin pensarlo me veía pensando las cosas de diferentes maneras encontrando las respuestas que buscaba, y lo más importante ACEPTABA lo que era, me aceptaba a mi mismo y fue volviendo la calma.
Mi testimonio y aunque es personal, lo comparto con ustedes para que cualquier persona que piense en quitarse la vida o lo haya intentado y se sienta identificado con mi caso, sepa que si se puede, que si hay tranquilidad y que la calma llega. Que afuera en el mundo hay mas personas como tu y yo y que estamos para ayudarnos cuando lo necesitemos.
TK.
From: M.C.
To: Doctora Martha Escamilla
Invisible pero con unas ganar enormes de decirle al mundo que existo; esa era la sensación que tenía todos los días.
Todo empezó hace 3 años, o tal vez un poco más. Me sentía feliz y cómoda en mi trabajo, con mis amigos y familia; de repente sin aviso, empecé a sentir angustia, temor, duda , cuando debía ponerme de pie para presentar. Al paso de los días, ese temor me empezó a consumir, me sentía “indefensa”, me temblaba la voz, me sonrojaba, las manos me sudaban, pensaba dentro de mi: “lo estoy haciendo mal”, “el público notará que estoy nerviosa” “ que vergüenza”
Me desconocía, no podía entender porqué me pasaba y lo más importante, no sabía cómo solucionarlo.
Busqué en internet varías alternativas, taller de comunicación, libros para vencer el miedo escénico y ayuda psicológica. Me decidí por la tercera opción, necesitaba indagar qué pasaba en mi interior. Encontré a Martha gracias a un artículo de una revista prestigiosa de mi País. La contacté y al cabo de 5 días empecé mi sesión.
El avance fue notorio, comprendí lo que le ocurría a mi cuerpo y cómo ese comportamiento constante le enviaba a mi cerebro un mensaje de alerta y autodefensa. Sucesos del pasado, aportaron al temor, miedo e inseguridad, más sin embargo, una vez los recordé y procese, fue muy liberador. Fue como dejar atrás una carga que llevaba en mis hombros por muchos años.
Aprendí a conectarme con el aquí y el ahora, a respirar, a creer en mi, en mis habilidades y talentos.
Después de algunas sesiones, empecé a retarme, sabía que si no practicaba no podía poner en práctica los recursos que Martha me había enseñado. Empecé a ponerme de pie en pequeñas reuniones, manejé mi respiración y poco a poco fui haciéndolo mejor. Claro, existieron reuniones en las que me equivocaba, pero lo que rescato de eso es que ya no me reprochaba o deprimía. Sabía que era parte del proceso y en una siguiente ocasión lo haría mejor.
Por razones ajenas a mi voluntad, debí suspender el tratamiento por un tiempo, pero hoy me siento diferente y consciente, tengo en mis manos herramientas de gran valor para caminar hacia adelante en búsqueda de mis objetivos y veo que cosas que me importaban ya no me importan.
M.C.
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